**Título: Meghan Markle en la cuerda floja: ¿Es Prince Harry realmente el padre de sus hijos?**
En un giro inesperado que promete sacudir los cimientos de la familia real británica, Meghan Markle se enfrenta a una creciente ola de especulaciones sobre la paternidad de sus hijos con el príncipe Harry. Documentos de nacimiento, inconsistencias legales y rumores de un posible vientre de alquiler han llevado a muchos a cuestionar la narrativa oficial de la pareja. ¿Es posible que el príncipe Harry no sea el padre biológico de sus hijos?
Todo comenzó con el certificado de nacimiento de Archie, donde Meghan decidió eliminar su nombre completo, optando por ser identificada únicamente como “Su Alteza Real, la Duquesa de Sussex”. Esta decisión, poco común entre las madres reales, fue seguida por una corrección del documento solo 11 días después del nacimiento de Archie. ¿Por qué borrar su identidad de un registro que debería reflejar la verdad familiar? Este movimiento ha levantado cejas y ha generado un torrente de preguntas.
La situación se complica aún más con el nacimiento de Lilibet. A pesar de que la prensa ha informado que nació en California, hay documentos que sugieren que su llegada al mundo pudo haber tenido lugar en Colorado, donde las leyes sobre la maternidad subrogada son más flexibles. En el certificado de nacimiento de Lilibet, el nombre del príncipe Harry aparece como “Su Alteza Real, el Duque de Sussex”, en lugar de su nombre legal. Este detalle podría anular la validez del documento y despojarlo de su peso legal en Estados Unidos, donde los títulos no tienen valor en los tribunales.
Los rumores de que una mujer de 23 años en Colorado fue la verdadera madre de Lilibet han comenzado a circular, avivando aún más la controversia. Se dice que esta mujer firmó estrictos acuerdos de confidencialidad y no ha sido vista desde entonces. Las leyes de Colorado permiten que los derechos parentales se asignen directamente a los padres intencionados, lo que podría explicar la ausencia del nombre de la madre subrogada en el certificado.
Además, la salud de Meghan durante el embarazo de Lilibet ha sido cuestionada. La duquesa afirmó haber sufrido de preeclampsia posparto, una complicación grave que normalmente requiere un cuidado médico intensivo. Sin embargo, se la vio en público poco después del nacimiento de su hija, lo que contradice su relato de una recuperación difícil. Por otro lado, Harry fue fotografiado disfrutando de un torneo de polo en Aspen apenas unas semanas después, lo que plantea interrogantes sobre la veracidad de la narrativa familiar.
La falta de un certificado de nacimiento completo de Lilibet y la ausencia del nombre legal de Harry en el documento han llevado a especulaciones de que podría no tener derechos parentales reconocidos. Si Harry no es el padre biológico y su nombre no está en el certificado, podría enfrentarse a una batalla legal por la custodia en caso de un divorcio, quedando completamente despojado de su relación con su hija.
Por si fuera poco, el comportamiento de Meghan hacia sus hijos también ha sido objeto de análisis. Algunos observadores han notado una diferencia en la forma en que ella se relaciona con Archie y Lilibet, sugiriendo que podría haber una conexión biológica más fuerte con su hija. Esto plantea la inquietante posibilidad de que Meghan haya utilizado material genético de un donante para Archie, mientras que Lilibet podría ser su hija biológica.
Cada nuevo detalle que emerge de esta saga real parece más extraño que el anterior, creando un laberinto de dudas y especulaciones. La falta de claridad en los documentos legales, las historias de salud inconsistentes y las apariciones públicas cuidadosamente controladas sugieren que hay una narrativa más profunda y complicada en juego. A medida que las preguntas continúan acumulándose, el mundo observa atentamente, ansioso por descubrir la verdad detrás de esta familia real en crisis. Cuando finalmente se revele lo que realmente está sucediendo, no solo será un asunto familiar, sino que podría convertirse en un verdadero terremoto mediático que sacudirá a la monarquía británica.