En un giro impactante de los acontecimientos, el testimonio de dos cómplices del atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe revela detalles escalofriantes sobre la planificación y ejecución del ataque. Según las declaraciones, Carlos Eduardo Mora y Catherine Martínez, quienes desempeñaron roles cruciales, ofrecieron a las autoridades un desglose meticuloso de cómo se gestó la operación criminal.
El viernes 6 de junio, alias “el Costeño” contactó a Mora y Martínez a través de WhatsApp, dando inicio a una cadena de eventos que culminaría en un violento ataque. Mora relató que su misión era actuar como patrulla mientras se dirigían a la zona de Modelia. “Me dijo que iba a meterle plomo a alguien”, confesó, dejando claro que el objetivo era el propio Uribe. En la noche del ataque, se encontraron en el parque El Golfito, donde el sicario recibió instrucciones precisas: “Todos a la cabeza”, ordenó “el Costeño”.
La tensión creció cuando Catherine reveló que el arma utilizada, una Glock, había sido recogida por ella tras recibir instrucciones de “el Costeño”. Este plan meticuloso incluyó la creación de una fachada para el escape, pero la realidad era aún más oscura: “Era una vuelta suicida”, admitió “el Costeño” a Catherine.
Los ecos del tiroteo resonaron en las calles, y el caos se desató. “Vimos cómo el joven salió corriendo después del ataque”, narró Catherine, quien luego fue capturada por las autoridades mientras intentaba seguir las órdenes de “el Costeño”.
Las investigaciones ahora se centran en las conexiones de “el Costeño” y el misterio detrás de su conocimiento previo del ataque. ¿Cómo pudo planear un atentado con tal precisión? La policía está tras la pista de respuestas que podrían desmantelar una red de sicariato en Bogotá.
Con cada revelación, la urgencia de la situación se intensifica. La seguridad de los ciudadanos y el futuro político del país penden de un hilo. Las autoridades trabajan contrarreloj para desentrañar esta peligrosa trama.