**Título: Caen los cómplices del atentado contra Miguel Uribe: William González, el cuarto arrestado, con un oscuro prontuario criminal**
En un giro impactante en la investigación del atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, las autoridades han capturado a William Fernando González, conocido como “el viejo”. Este arresto marca la cuarta detención en un caso que ha sacudido a la opinión pública y que revela una red criminal más amplia detrás del ataque. Un juez ha legalizado su captura, mientras la Fiscalía le imputa graves delitos, incluyendo tentativa de homicidio y tráfico de armas.
La audiencia se desarrolla en un ambiente tenso, donde la Fiscalía ha presentado evidencias contundentes que vinculan a González con la logística del atentado. Según las declaraciones, este individuo habría facilitado la coordinación de los ataques y, aunque aún no ha respondido a los cargos, se espera que la Fiscalía solicite medidas de privación de libertad en el búnker de la Fiscalía para garantizar su seguridad.
La captura de González se produjo durante un allanamiento, donde las autoridades encontraron dos vehículos que, según se afirma, fueron utilizados para llevar a cabo el atentado. Uno de ellos, un automóvil gris, fue registrado por cámaras de seguridad en las cercanías del lugar del ataque, y se sospecha que fue el mismo vehículo en el que uno de los tiradores se cambió de ropa tras disparar contra Uribe.
González no es un desconocido para la ley. Con un historial criminal que incluye condenas por robo a mano armada y tráfico de armas, su nombre ha estado vinculado a actividades delictivas desde hace años. En 2012, fue condenado por un atraco en un establecimiento comercial en Engatibá, lo que lo llevó a cumplir una pena en la cárcel modelo.
La Fiscalía ha establecido que González, junto con otro implicado conocido como Elder o “el Costeño”, formaba parte de una banda delincuencial con sede en Engatibá. Se cree que parte de la planificación del ataque contra Uribe se llevó a cabo en esta localidad, lo que subraya la complejidad de la operación y la seriedad de las amenazas que enfrenta el precandidato.
Mientras la audiencia avanza, la atención se centra en las posibles consecuencias de este caso. La captura de González no solo pone de relieve la valentía de las autoridades al enfrentar el crimen organizado, sino que también plantea preguntas sobre la seguridad de los políticos en un clima político cada vez más tenso.
La situación es crítica y el país observa de cerca cómo se desarrollan los acontecimientos. La lucha contra la violencia y el crimen organizado sigue siendo un desafío monumental, y el caso de Miguel Uribe es un recordatorio escalofriante de los riesgos que enfrentan aquellos que se atreven a desafiar el statu quo. La próxima semana promete ser crucial, ya que se esperan más revelaciones y posibles arrestos en conexión con este inquietante ataque.