En un trágico y escalofriante suceso ocurrido en Coronel Oviedo, Paraguay, el cuerpo de María Fernanda Benítez, una adolescente de 17 años, fue hallado desmembrado y enterrado en un terreno baldío junto a su perro. Este macabro hallazgo ha conmocionado al país, desatando una ola de indignación y protestas por la aparente complicidad de las autoridades en el caso.
María, quien estaba embarazada, había sido presionada por su pareja, Bernardo Silva, para interrumpir su embarazo. Según testimonios de amigos, María había expresado su deseo de mantener al bebé, pero la presión de Bernardo y su entorno la llevaron a buscar una solución desesperada. El 27 de mayo, el día en que desapareció, se dirigió a la casa de Bernardo, donde se presume que intentaron realizar un aborto clandestino. Las circunstancias de lo que ocurrió después son horripilantes: la familia Silva, al ver que la situación se complicaba, decidió deshacerse de ella de manera brutal.
La policía, tras recibir la denuncia de su madre, comenzó la búsqueda, pero fue el 31 de mayo cuando encontraron el cuerpo de María en un estado desgarrador. Las autoridades han detenido a cinco personas, incluido Bernardo, pero la comunidad clama por justicia ante la ineficacia de la fiscalía, que está relacionada con la familia del sospechoso.
La indignación crece en Coronel Oviedo, donde los vecinos han organizado marchas exigiendo justicia y denunciando la corrupción que rodea el caso. La fiscalía ha sido acusada de demoras sospechosas y de intentar encubrir pruebas. La pena máxima que podría enfrentar Bernardo es de solo ocho años, gracias a su edad, lo que ha generado aún más furia entre los ciudadanos que demandan reformas urgentes en la legislación.
Este caso no solo es una tragedia personal, sino un llamado a la acción para que la sociedad paraguaya enfrente la violencia de género y la falta de justicia. La lucha por la verdad y la justicia apenas comienza.