Pepe Rosario, el brillante líder de Los Hermanos Rosario, fue una figura central en el merengue dominicano, pero su vida se apagó de manera trágica hace 41 años, dejando un legado de música y misterio. El 19 de marzo de 1983, en un vibrante espectáculo en La Romana, todo parecía perfecto hasta que una discusión con Pura González Rodríguez se tornó mortal. En un instante, Pura, en un ataque de celos, hirió a Pepe con un cuchillo, desatando el caos en el bar. Su hermano Toño, desesperado, lo llevó al hospital, pero la tragedia apenas comenzaba.
El camino al centro médico estuvo lleno de obstáculos. A pesar de que Pepe pedía ayuda entre sollozos, el sistema de salud falló. La falta de dinero para el pago inicial retrasó su atención, y un practicante inexperto agravó su estado. En sus últimos momentos, Pepe, con voz entrecortada, suplicó a sus hermanos que no lo dejaran morir, pero su destino ya estaba sellado. La noticia de su muerte fue devastadora; el dolor y la incertidumbre sobre lo ocurrido esa noche continúan resonando en el corazón de su familia y seguidores.
Aún hoy, se cuestionan las verdaderas circunstancias detrás de su muerte. Las palabras de Pepe antes de fallecer, donde afirmaba que el ataque fue un accidente, no han podido calmar la tormenta de rumores que giran en torno a su legado. ¿Fue realmente un accidente o hubo algo más oscuro detrás de su trágica partida? Lo cierto es que Pepe no solo dejó una marca indeleble en la música, sino que su vida y muerte siguen siendo un enigma que nos recuerda la fragilidad de la vida y la búsqueda incansable de justicia. Su espíritu sigue vivo en cada acorde de merengue, resonando en la memoria colectiva de una nación que lo adora.