Antes de su muerte, La Prieta Linda finalmente revela la impactante verdad sobre Flor Silvestre.


La Prieta Linda, Enriqueta Jiménez, ha dejado una conmovedora y desgarradora confesión que sacude los cimientos de la música mexicana. A pocas semanas de su fallecimiento, reveló la verdad oculta sobre su relación con su hermana, la icónica Flor Silvestre. En su última entrevista, Keta compartió el profundo dolor de una ruptura que fue alimentada por rumores y malentendidos, un silencio que se extendió durante décadas.

Desde su infancia en Salamanca, Guanajuato, las hermanas, unidas por la música, vieron cómo sus caminos se separaban tras el éxito meteórico de Flor. Mientras ella se convertía en la matriarca de la dinastía Aguilar, Keta se mantenía en la sombra, cuidando a los hijos de Flor, un acto de amor que se transformó en chismes maliciosos. “Lo hice por amor, por familia”, confesó con voz quebrada, revelando que la traición no fue lo que separó a estas leyendas, sino los ecos de susurros envidiosos que se convirtieron en muros entre ellas.

El matrimonio de Flor con Antonio Aguilar intensificó la distancia. Los rumores de infidelidades, tanto de ella como de su hermana, envenenaron la relación. Keta recordó cómo la lealtad se volvió un peso, mientras la fama de Flor la alejaba de sus raíces. “Nunca dejé de quererla, pero dejé de conocerla”, expresó, reflejando una tristeza profunda que resonó en sus palabras.

Su despedida fue un eco de lo que nunca pudo ser. Cuando Flor falleció en noviembre de 2020, Keta, ya debilitada, no pudo estar presente. “No pude despedirme”, susurró, un lamento que encapsula una vida marcada por la distancia y el silencio. La historia de estas hermanas es un recordatorio de que detrás de cada leyenda se esconden verdades dolorosas, un legado de amor y traición que aún resuena en el corazón de México. La vida de La Prieta Linda, lejos de ser solo música, es un relato de sacrificios y malentendidos, que nos invita a reflexionar sobre el verdadero costo de la fama.