Nairo Quintana rompió el protocolo al saludar al Papa León XIV durante una ceremonia que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, en el marco de la última fracción del Giro de Italia. Este inesperado gesto del ciclista colombiano, que se apartó de su bicicleta para recibir la bendición del Santo Pontífice, ha generado revuelo en el mundo del ciclismo y entre sus seguidores.
La ceremonia, que se llevó a cabo con la presencia del pelotón multicolor del Giro, fue breve pero significativa. El líder de la carrera, Simon Jates, junto con otros destacados competidores como el mexicano Isaac del Toro y el italiano Lorenzo Fortunato, también tuvieron la oportunidad de estrechar la mano del Papa, quien recibió como gesto simbólico la maglia rosa, un reconocimiento especial en el mundo del ciclismo.
León XIV, que asumió como máximo jerarca de la Iglesia Católica el pasado 8 de mayo, extendió su bendición a los ciclistas que luchan en esta prestigiosa carrera. Sin embargo, fue la acción de Quintana lo que realmente capturó la atención de los medios y aficionados. Al decidir descender de su bicicleta, Quintana no solo demostró su fe, sino que también se convirtió en un embajador de su país y de Latinoamérica en un evento de tal magnitud.
Este momento de conexión espiritual entre el deporte y la religión se produce en un contexto donde el Giro de Italia continúa desafiando a los ciclistas con su exigente recorrido. La decisión de Quintana de saludar al Papa refleja no solo su personalidad carismática, sino también el profundo significado que el ciclismo tiene para muchos en Colombia y más allá.
A medida que el Giro avanza hacia sus etapas finales, este acto de devoción y respeto resuena como un recordatorio de la humanidad que se encuentra en el corazón de la competencia. La imagen de Nairo Quintana recibiendo la bendición del Papa permanecerá grabada en la memoria colectiva de los aficionados al ciclismo y de aquellos que valoran la conexión entre deporte y espiritualidad.