Ernesto Solano, el emblemático exvocalista de Banda Maguey, ha decidido romper su silencio tras años de controversias, dejando al mundo de la música conmocionado. A sus 46 años, Solano se presenta ante el público no solo como un artista, sino como un hombre que ha enfrentado el infierno y ha resurgido con una historia de lucha y redención.
Desde sus humildes inicios en Jalisco, donde la música marcó su destino, hasta su ascenso meteórico en la escena del regional mexicano, su vida ha estado marcada por el éxito y la tragedia. Sin embargo, lo que parecía ser un camino dorado se tornó oscuro cuando un conflicto legal con sus excompañeros de banda lo llevó a prisión. En 2012, mientras se preparaba para un concierto, fue arrestado por falsificación y otros delitos relacionados con el uso del nombre de Banda Maguey. Un giro inesperado que lo sumergió en un mundo de incertidumbre y desesperación.
Durante ocho meses, Solano vivió en condiciones inhumanas en un penal de máxima seguridad. Las amenazas y el frío fueron sus compañeros constantes, pero su determinación nunca flaqueó. “Pasé días confundido, preguntándome cómo había llegado aquí”, confesó. Sin embargo, la música nunca lo abandonó. En medio de la adversidad, encontró consuelo en su arte, escribiendo canciones incluso dentro de la prisión.
Finalmente, en 2013, gracias a la intervención de un abogado que creyó en su inocencia, recuperó su libertad. Este nuevo capítulo fue solo el inicio de su lucha por recuperar su lugar en la industria musical. Hoy, con más pasión que nunca, Solano regresa a los escenarios, decidido a dejar su huella una vez más. “La música sigue siendo mi mayor fortaleza”, afirma, mientras se prepara para presentar sus nuevas producciones y revivir los éxitos que marcaron su carrera.
La historia de Ernesto Solano no es solo un relato de caídas y resurgimientos; es un testimonio de la resiliencia de un artista que, a pesar de las tormentas, sigue dispuesto a luchar por su lugar en el corazón del público.