El Paris Saint-Germain ha alcanzado la gloria en la Champions League por primera vez en su historia, y la celebración de este hito se tornó en un emotivo tributo de Luis Enrique a su difunta hija, Xana. En medio de la euforia en el Parque de los Príncipes, el técnico español emergió con una camiseta con una imagen grabada que evocaba un momento trascendental: él y Xana plantando una bandera del Barcelona en Berlín tras la final de 2015. Ahora, esa bandera se vestía con los colores del PSG, pero el amor y el recuerdo que la acompañan permanecen inalterables.
La jornada del 29 de agosto de 2019 sigue fresca en la memoria colectiva, cuando Luis Enrique anunció la devastadora pérdida de su hija de solo 9 años, víctima de un osteosarcoma. Este golpe lo llevó a priorizar su familia sobre su carrera, renunciando a su cargo como seleccionador de España para estar junto a sus seres queridos en el momento más oscuro de sus vidas. Desde su regreso al fútbol en noviembre de 2019, Luis Enrique ha mostrado una profundidad emocional que trasciende el campo, un reflejo de su transformación personal.
Con su liderazgo, el PSG ha conquistado la Supercopa, la Ligue 1, la Copa de Francia y, finalmente, la Champions League. En su emotivo discurso tras el triunfo, Luis Enrique recordó a Xana: “Hoy quiero hacer lo mismo con la del PSG. Mi hija no está físicamente, pero está espiritualmente, y eso para mí lo es todo”. El legado de amor que ha construido se materializa en la Fundación Shana, creada junto a su esposa para apoyar a niños y jóvenes con enfermedades graves.
En este día histórico, Luis Enrique no solo ha llevado al PSG a la cima del fútbol, sino que ha demostrado que hay triunfos que trascienden los trofeos. Su historia, marcada por el dolor y la esperanza, se ha grabado en el alma de todos los presentes, recordándonos que el amor es la victoria más grande de todas.