**Los Fugitivos NO MURIERON POR ERROR: La Verdad Sobre sus Muertes**
La escena es desgarradora y el eco de la música se ha apagado de manera abrupta. Cuatro jóvenes músicos y su manager, miembros de la banda Los Fugitivos, fueron hallados calcinados en un terreno baldío en Reynosa, Tamaulipas, tras haber sido secuestrados el 25 de mayo de 2025. La Fiscalía General del Estado confirmó la brutalidad del crimen, pero la sombra de una ejecución metódica se cierne sobre este trágico suceso.
Imagina estar en la cúspide de tu sueño, tocando música con amigos, llenando salones de fiesta con ritmos de cumbia y corridos. Sin embargo, para Los Fugitivos, esa noche todo se tornó en pesadilla. Se dirigían a un evento privado, convencidos por la promesa de seguridad y buen pago. Pero lo que les esperaba era un grupo de hombres armados que no preguntaron por su música, sino que exigieron respuestas sobre un dinero que nunca regresó al cártel del Golfo.
Los jóvenes, con sueños de fama y éxito, fueron capturados en un juego mortal de traiciones y deudas. Francisco, Nemesio, Libán, Víctor y José, cada uno con una historia única, se convirtieron en víctimas de un sistema oscuro que utiliza la música como fachada para operaciones criminales. Los rumores apuntan a que el dueño de la banda, con un pasado manchado por la corrupción, los traicionó, señalándolos como responsables de un dinero que debía ser devuelto.
La escena del crimen revela un mensaje escalofriante: cuerpos alineados, quemados, como advertencia para otros que piensen en cruzar a los poderosos del narcotráfico. En México, donde la música a menudo se convierte en un arma, Los Fugitivos no fueron los primeros en caer, ni serán los últimos.
Mientras las familias de los músicos esperan justicia, el silencio y el miedo dominan la industria. Los ecos de sus últimas notas resuenan, recordándonos que en este país, tocar puede ser una sentencia de muerte.