Mildred Dagnes Martínez, conocida como Milly, ha dejado una huella imborrable en la historia familiar que precede al Papa León XIV. Nacida en Chicago, en el seno de una familia marcada por la fe católica y con raíces criollas de Nueva Orleans, Milly se destacó no solo por su devoción religiosa, sino también por su fortaleza y dedicación a la educación. A pesar de las limitaciones que enfrentaban muchas mujeres de su época, se graduó en bibliotecología y obtuvo una maestría en educación, convirtiéndose en una figura clave en su comunidad.
Milly trabajó como bibliotecaria en escuelas católicas y fue fundamental en la creación de la biblioteca parroquial de Santa María de la Asunción en Dalton, un suburbio de Chicago. Sin embargo, su legado trasciende más allá de sus logros profesionales. Su hogar se convirtió en un refugio espiritual, donde cada comida era una oportunidad para compartir amor y fe. En su mesa, rodeada de familiares y vecinos, Milly inculcó valores de servicio y devoción a sus hijos, siendo un pilar en la formación de su hijo Robert, quien más tarde se convertiría en obispo y, eventualmente, en Papa.
Aunque Milly falleció en 1990, antes de presenciar el ascenso de su hijo en la jerarquía eclesiástica, su influencia perdura en cada gesto y decisión de León XIV. Su fotografía sigue adornando la parroquia de Dalton, no como un símbolo de fama, sino como un recordatorio del amor y la dedicación de una madre que supo guiar a su familia con ternura y firmeza. La historia de Mildred Martínez es un testimonio de cómo la devoción y la fe se cultivan en el hogar, donde el verdadero espíritu del servicio comienza.