Rubby Pérez falleció hace 8 días y ahora su pianista ha roto el silencio.


**Tragedia en Santo Domingo: El colapso del techo de un club nocturno deja un saldo devastador**

Santo Domingo, República Dominicana – La noche del lunes se transformó en un verdadero infierno en la discoteca Jetset, donde un colapso repentino del techo dejó a más de 27 muertos y más de 160 heridos. La tragedia se desató mientras el icónico merenguero Rubby Pérez ofrecía un espectáculo, y su pianista, Misael, quien sobrevivió al desastre, rompió el silencio para relatar su escalofriante experiencia.

Misael, quien estuvo a centímetros de la muerte, describió una serie de advertencias que percibió antes de la tragedia. “Dios me avisó tres veces”, afirmó, mientras las imágenes de aquella noche se dibujaban vívidas en su mente. Fue una noche marcada por una sensación de pesadez en el aire, un presagio que se hacía palpable antes del espectáculo. La atmósfera, según Misael, estaba cargada de una inquietante tensión que llenaba el lugar.

A medida que la música resonaba, un polvo misterioso comenzó a caer del techo. “Pensé que era parte del show”, recordó Misael con voz temblorosa, “pero era la estructura cediendo”. En un giro del destino, un movimiento que lo alejó de la zona de peligro le salvó la vida. Justo cuando el techo se desplomó, una explosión sorda resonó, sumergiendo el lugar en oscuridad y caos.

Los gritos desgarradores de aquellos atrapados en los escombros se mezclaron con el silencio atónito de los sobrevivientes. Misael, herido, luchó por salir mientras las imágenes de sus compañeros, incluyendo a Rubby y su hija, lo atravesaban. La desesperación lo llevó a buscar ayuda, pero las puertas de emergencia estaban cerradas con candado, un detalle que intensificó la angustia del momento.

El relato de Misael no solo es un testimonio de supervivencia, sino también un llamado a la reflexión sobre lo que significa estar en la línea entre la vida y la muerte. “No sé por qué sobreviví, pero sé que esta tragedia fue un grito del cielo”, concluyó. En medio del luto y la confusión, la República Dominicana se enfrenta ahora a la cruda realidad de esta calamidad, recordando a las vidas perdidas y reflexionando sobre las advertencias que, desafortunadamente, muchos ignoraron.