Rubby Pérez falleció hace 11 días, y ahora Antonio Espaillat, dueño del Jet Set, rompe el silencio.


La tragedia en el Jet Set de Santo Domingo ha dejado una cicatriz imborrable en la sociedad dominicana. Hace once días, el colapso del techo de la icónica discoteca, que se encontraba repleta de celebrantes, provocó la muerte de al menos 27 personas y dejó a 160 heridas. En una noche que prometía diversión y baile al ritmo de Rubby Pérez, la música se tornó en gritos de terror y caos. El momento exacto del desastre, que ocurrió a las 12:44 de la madrugada, fue testigo de cómo la alegría se transformó en desesperación.

Antonio Espayat, propietario del Jet Set, rompió su silencio en una carta dirigida al Ministerio Público. En sus palabras, que resonaron entre las familias de las víctimas, expresó su dolor y su compromiso de colaborar con la justicia. Sin embargo, su declaración ha suscitado más preguntas que respuestas. En un país que exige claridad sobre la posible negligencia estructural que pudo haber llevado a esta tragedia, muchos se preguntan si su tardía reacción es un intento de limpiar su imagen.

Las redes sociales han revivido el clamor de los testigos, quienes relatan que minutos antes del colapso ya se sentían caídas pequeñas partículas del techo, una señal de advertencia ignorada. Imágenes de goteras y grietas previas en el local han emergido, alimentando la indignación pública. Mientras tanto, la demanda presentada por la familia de una de las víctimas, el teniente Virgilio Cruz, añade otro nivel de tensión al caso, amenazando con una batalla legal que podría desenmascarar irregularidades aún más profundas.

La tristeza y la rabia se entrelazan en las calles de Santo Domingo, donde los ecos de la tragedia aún resuenan. La comunidad, que durante más de 50 años encontró en el Jet Set un refugio de celebración, ahora enfrenta un futuro incierto, lleno de preguntas y un dolor que no cesa. La historia del Jet Set no terminó con el colapso; ha comenzado un nuevo capítulo, uno que exige justicia y respuestas.