La muerte de la influencer Valeria Márquez, de 23 años, ha sacudido las redes sociales y ha puesto de manifiesto la sombría intersección entre la violencia del crimen organizado y el mundo digital. La joven, conocida por sus publicaciones sobre regalos de lujo y su vida glamorosa, fue brutalmente asesinada el martes 13 de mayo dentro de la estética donde trabajaba en Jalisco. Un hombre que se hacía pasar por repartidor ingresó al establecimiento y le disparó dos veces, causándole la muerte instantánea.
Aunque inicialmente se pensó que se trataba de un crimen más en una región marcada por la violencia, las autoridades pronto dirigieron su atención hacia Ricardo Ruiz Velasco, alias “el R”, un líder temido del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Según las investigaciones, Márquez mantenía una relación sentimental con “el R” y había compartido en sus redes sociales los lujosos regalos que recibía, lo que presuntamente provocó la ira del narcotraficante.
El historial criminal de “el R” es alarmante; se le relaciona con múltiples asesinatos y actos de violencia a lo largo de los años. Este caso ha revelado no solo el oscuro destino de una joven influencer, sino también la brutalidad y el control emocional asociados con el crimen organizado en México. La cercanía de Valeria con una figura criminal ha generado interrogantes sobre si su estilo de vida provocó su trágico destino.
Las autoridades también han señalado que “el R” busca expandir su influencia a través de tácticas de propaganda, como la distribución de regalos en comunidades vulnerables, lo que ha llevado a una mayor violencia en la región. La muerte de Valeria Márquez podría ser solo un indicio de una red más amplia de poder y violencia que continúa afectando a la sociedad mexicana. Este trágico suceso invita a una reflexión profunda sobre los riesgos que corren aquellos que navegan entre el glamour de las redes sociales y las sombras del crimen organizado.