La controversia estalla en Eurovisión 2025. RTVE ha desatado un torbellino político al emplear el festival musical para lanzar un ataque directo a Israel, generando indignación y reacciones en cadena. Durante la transmisión, los comentaristas de la televisión pública española mencionaron las más de 50,000 víctimas civiles en Gaza, un mensaje que resonó en toda Europa y que ha sido interpretado como una clara postura política.
El ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel no tardó en responder, afirmando que “la bofetada se ha escuchado desde Jerusalén”. Esta declaración se produce después de que RTVE solicitara formalmente a la Unión Europea de Radiodifusión que se debatiera la participación de Israel en el certamen, un acto que ha levantado críticas por su aparente politización de un evento que históricamente ha promovido la paz y la unidad.
El clamor por un proceso de paz y el respeto de los derechos humanos se apoderó de las pantallas durante la semifinal, cuando se mostró un mensaje contundente: “frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción”. La actuación de Israel, representada por Yuval Rafael, quien es superviviente del ataque de Hamas, se convierte en un símbolo de la complejidad del conflicto. A pesar de su segundo puesto, la reacción en Moncloa es de alarma, ya que la votación española ha sido objeto de una investigación para determinar la procedencia de los votos, especialmente los 12 puntos otorgados a Israel.
La situación se complica aún más con la decisión de Melody, la representante española, de cancelar su agenda mediática y regresar a casa, dejando a su delegación en el limbo. Figuras políticas, como Isabel Díaz Ayuso, critican la politización del festival, mientras que otros partidos piden que los fondos recaudados se destinen a la Agencia de Refugiados de Palestina. La polémica se intensifica, y el eco de esta controversia no se detendrá pronto. Eurovisión 2025 se ha convertido no solo en un concurso musical, sino en un campo de batalla político.