**Título: “¡Fuera de Medellín! Uribe es Echado a Palazos por los Paisas”**
En un giro inesperado y explosivo, Álvaro Uribe Vélez, el expresidente de Colombia, fue echado a palazos de su propia tierra en Medellín, donde intentó hacer campaña política en medio del dolor de la comunidad afectada por una reciente avalancha. La escena fue tensa y reveladora, con los paisas expresando su hartazgo hacia los políticos que, según ellos, solo buscan votos en tiempos de crisis.
La visita de Uribe, que debía ser un gesto de solidaridad hacia las familias afectadas, se convirtió en un verdadero boomerang. La comunidad, cansada de promesas vacías y políticas engañosas, le gritó: “No queremos políticos baratos, váyase”. Este rechazo resonó con fuerza en el barrio Pinar y Santo Domingo, donde los ciudadanos exigen respuestas concretas ante la tragedia que ha dejado más de 20 muertos.
La indignación de los paisas no es casual. En un contexto donde el gobierno de Gustavo Petro ha logrado avances significativos, como la reducción de la mortalidad infantil y la tasa de desempleo más baja del siglo, la oposición, encabezada por Uribe y su Centro Democrático, se siente acorralada. La reciente aprobación de reformas laborales y un juicio histórico en su contra han intensificado el clima de descontento hacia la política tradicional.
Mientras Uribe intentaba conectar con la comunidad, las imágenes de su rechazo se viralizaban, mostrando a un exmandatario que ya no tiene cabida en el corazón de Medellín. La respuesta de la ciudadanía fue clara: no quieren más discursos vacíos, sino acciones reales que aborden sus necesidades.
La situación en Medellín es crítica, y la comunidad exige atención y soluciones inmediatas. En medio de la tormenta política, queda claro que los paisas están listos para alzar su voz y rechazar a quienes, en lugar de ayudar, solo buscan su beneficio personal. La pregunta que queda en el aire es: ¿será este el principio del fin para el uribismo en su feudo histórico?