En una reveladora entrevista, doña Nidia Quintero, abuela de Miguel Uribe, recuerda con dolor la trágica muerte de su hija, la periodista Diana Turbay, quien fue asesinada el 25 de enero de 1991 durante un operativo confuso mientras estaba secuestrada por Pablo Escobar. Tras seis meses de cautiverio, Diana fue alcanzada por una bala de fusil en un intento por rescatarla que terminó en desastre. “Me mataron, me mataron”, fueron sus últimas palabras, un eco desgarrador que aún resuena en la memoria de su madre.
El relato de doña Nidia es una crónica de dolor y resistencia. A pesar de la tragedia, ella continúa pidiendo a Dios por el alma de Diana, quien fue una figura emblemática del periodismo colombiano. La periodista había caído en una trampa mortal, atraída por la ilusión de una entrevista exclusiva que resultó ser un secuestro destinado a presionar al gobierno colombiano sobre la extradición de narcotraficantes.
Diana, reconocida por su valentía y compromiso, dejó un legado que persiste a través de la Fundación Solidaridad por Colombia, creada por doña Nidia. Esta fundación ha transformado la vida de miles de niños en el país, un testimonio del amor y la dedicación de una madre que, a pesar de su dolor, decidió seguir adelante y ayudar a los más necesitados.
A más de 26 años de su muerte, la figura de Diana Turbay sigue viva, no solo en la memoria de su familia, sino en el corazón de un país que aún lucha contra las secuelas de la violencia. La historia de doña Nidia y su hija es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la fuerza del amor maternal. En cada paso de la caminata por la solidaridad, en cada sonrisa de un niño beneficiado, resuena la voz de Diana, un símbolo de esperanza en tiempos oscuros.