Las autoridades colombianas han identificado a un cuarto sospechoso en el atentado contra Miguel Uribe Turbay, un crimen que ha sacudido al país. Este nuevo implicado, conocido como “Byron”, ha sido rastreado gracias a un tatuaje que se hizo días después del ataque. La situación es crítica y las investigaciones avanzan a pasos agigantados, mientras la presión sobre el gobierno de Gustavo Petro crece.
El concejal Juan Camilo Espinoza fue asesinado el 16 de junio en Antioquia, un hecho que se suma a la ola de violencia que enfrenta Colombia. Benedetti, exembajador, ha estallado contra quienes sugieren que el gobierno está detrás de estos crímenes, defendiendo la gestión de Petro y denunciando la manipulación política de la oposición.
Las autoridades han confirmado que “Byron”, quien se tatuó una imagen de la muerte, es clave en la red que orquestó el ataque contra Uribe. Su identificación ha permitido a la Fiscalía avanzar en la búsqueda de pruebas y testimonios que lo vinculan directamente al crimen. Se tienen registros de su presencia en Bogotá días antes del atentado, y se ha establecido un vínculo con el conductor del vehículo que facilitó el ataque.
Mientras tanto, la tensión política aumenta. Benedetti ha exigido que cesen las insinuaciones sobre la complicidad del gobierno en estos actos violentos, enfatizando que ningún gobierno se beneficia de la muerte de un opositor. La situación se complica con cada nuevo detalle que emerge de las investigaciones, donde se han descubierto conexiones entre los atacantes y las disidencias de Iván Mordisco.
La captura de “Byron” parece inminente, y con ella, se espera que se revelen más detalles sobre la estructura criminal detrás de este atentado. La presión sobre las autoridades es intensa, y la población demanda justicia en un contexto donde la violencia se ha convertido en una triste realidad cotidiana. La lucha contra las mafias continúa, pero cada día se vuelve más urgente y peligrosa.