Un joven sicario de tan solo 15 años ha sido identificado como el autor del atentado contra el senador y precandidato Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en el parque El Golfito. Según la Fiscalía General de la Nación, el menor disparó al menos seis veces, logrando impactar en tres ocasiones al político. Pero lo más alarmante es que las balas utilizadas en este ataque habían sido modificadas para asegurar su efectividad, revelando un nivel de premeditación escalofriante.
Las autoridades han confirmado que las vainillas encontradas en la escena del crimen estaban recubiertas de bronce y latón, lo que indica que el armamento no solo fue adquirido con fines letales, sino que también fue preparado para maximizar el daño. Este detalle pone de relieve la gravedad del ataque y la peligrosidad de quienes operan en las sombras del crimen organizado.
La Fiscalía está tras la pista de los cómplices del joven sicario. Entre los arrestados se encuentra William Fernando Cruz González, quien supuestamente recogió al menor tras el ataque. La investigación ha revelado que el arma utilizada fue adquirida en 2020 en Arizona, Estados Unidos, lo que plantea serias interrogantes sobre el tráfico de armas y la seguridad en la región.
Este ataque no solo pone en jaque la seguridad de los políticos en Colombia, sino que también refleja la creciente violencia que enfrenta el país. La comunidad está en estado de alerta, y las autoridades intensifican esfuerzos para desmantelar las redes que alimentan esta ola de criminalidad. La urgencia de la situación es palpable, y el clamor por justicia se hace más fuerte. La sociedad exige respuestas y medidas contundentes para frenar esta espiral de violencia que amenaza con desestabilizar aún más el país.