Las horas críticas de Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial, han desatado una ola de preocupación y fervor en Colombia. Su estado de salud sigue siendo extremadamente grave tras una reciente recaída que requirió una intervención neuroquirúrgica de urgencia debido a un sangrado intracerebral agudo. La Fundación Santa Fe de Bogotá ha emitido varios comunicados, el más reciente de los cuales confirma que su condición es de máxima gravedad, con un edema cerebral persistente y un sangrado de difícil control.
Afuera de la clínica, cientos de colombianos se han congregado en una conmovedora vigilia, encendiendo velas y elevando oraciones por su recuperación. La esposa de Uribe, María Claudia Tarazona, ha hecho un llamado urgente a la nación, instando a todos a unirse en oración y esperanza. “Hoy es crucial”, afirmó, mientras la comunidad se mantiene unida en un clamor por un milagro.
Desde el sábado 7 de octubre, cuando Uribe fue víctima de un atentado armado, su salud ha estado en un delicado balance. A medida que los días pasan, la familia y los ciudadanos continúan esperando noticias alentadoras, pero la situación se torna cada vez más crítica. La clínica ha reportado que, a pesar de la intervención inicial, la respuesta de Uribe ha sido escasa, y su estado ha empeorado en las últimas horas.
Las oraciones no cesan. Desde niños hasta adultos, todos han hecho un llamado a la unidad, dejando claro que la salud de Miguel Uribe es una causa que trasciende diferencias políticas. La comunidad colombiana se aferra a la fe, esperando que la luz de la esperanza prevalezca en estos momentos oscuros. La vigilia sigue, y la nación entera reza por su vida.