¡ESCÁNDALO EN COLOMBIA! El senador Miguel Uribe, precandidato presidencial, fue víctima de un brutal ataque a balazos en Bogotá durante un acto de campaña. El incidente ocurrió en el barrio Modellia, donde un individuo se acercó y disparó al menos tres veces, impactando a Uribe en su cuerpo. Las imágenes del ataque son impactantes y han sacudido al país entero.
Este atentado, que se produjo el 7 de junio por la tarde, ha desatado una ola de indignación en el ámbito político. La senadora María Fernanda Cabal y el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, han condenado enérgicamente el ataque, instando a la sociedad a rechazar la violencia. “Rechazamos con firmeza este acto criminal”, expresó Cabal, mientras que Sánchez anunció una recompensa de 3,000 millones de pesos por información que ayude a esclarecer los hechos.
Uribe fue trasladado de urgencia a la clínica Medicentro. Aunque su estado es estable, se encuentra bajo observación médica. Fuentes cercanas han indicado que los proyectiles no habrían afectado órganos vitales, lo que aumenta las esperanzas de su recuperación. Sin embargo, la pregunta que todos se hacen es: ¿fue este un crimen político?
La seguridad de los candidatos en Colombia ha sido un tema candente, y este ataque reabre el debate sobre la protección de los líderes políticos en un clima de creciente polarización. La violencia no es nueva en el país, donde ataques a figuras políticas han sido recurrentes. La situación exige una respuesta contundente del gobierno y de la sociedad civil.
Mientras las investigaciones avanzan para identificar a los responsables, el clamor por justicia y seguridad se intensifica. Este atentado no solo ataca a un individuo, sino a la misma democracia colombiana. La nación observa con preocupación y espera que se tomen medidas efectivas para evitar que hechos como este se repitan. La integridad de la democracia está en juego y la sociedad debe unirse para defenderla.