**Título: ¡Crisis en Ferrari! La Scuderia al borde del colapso**
Ferrari, una de las leyendas más icónicas de la Fórmula 1, se encuentra al borde del colapso. La ilusión que rodeaba al equipo al inicio de la temporada, impulsada por la llegada de Lewis Hamilton y la esperanza de que el SF25 fuera un punto de inflexión, se ha desvanecido rápidamente. Lo que queda es una tormenta creciente de descontento, bajo rendimiento e incertidumbre interna que amenaza la estabilidad de la Scuderia.
La situación se ha deteriorado tanto que figuras clave dentro de la organización están reconsiderando su futuro. Según Corriere della Sera, Charles Leclerc, cuyo contrato se extiende hasta 2029, está evaluando opciones fuera de Maranello. Este cambio de mentalidad es significativo, ya que Leclerc ha sido paciente durante años de oportunidades perdidas y errores estratégicos. Sin embargo, la falta de competitividad del SF25 ha hecho que su paciencia se esté agotando.
Por otro lado, la atmósfera que rodea a Lewis Hamilton es igualmente preocupante. El ocho veces campeón del mundo se unió a Ferrari con la esperanza de añadir un capítulo glorioso a su legado, pero la realidad ha sido muy diferente. Se informa que Hamilton se siente desatendido por el equipo, tanto en recursos técnicos como en alineación interna. La desconexión entre un piloto británico conocido por su precisión y un entorno Ferrari profundamente arraigado en estructuras italianas ha sido evidente, y la frustración comienza a asomarse a la vista pública. Recientemente, Hamilton dio “me gusta” a una publicación de Instagram que capturaba el descontento creciente en torno a su primera temporada con la Scuderia, solo para deshacerlo rápidamente.
El SF25, que inicialmente se esperaba que fuera una mejora significativa respecto a su predecesor, ahora está bajo un intenso escrutinio. Las actualizaciones prometidas no han logrado proporcionar las mejoras necesarias, y el equipo se encuentra a aproximadamente 0.4 segundos por vuelta de McLaren, una brecha que no solo es significativa, sino que también está en aumento. La dirección técnica de Ferrari, liderada por Loic Serre, ha fallado en cumplir con las expectativas, lo que ha llevado a la alta dirección a señalarlo como un chivo expiatorio.
La presión sobre el director del equipo, Frédéric Vasseur, también está aumentando. Su futuro en Ferrari está en juego en las próximas tres carreras en Montreal, Austria y Silverstone. Aunque estas competiciones no determinarán el campeonato de 2025, sí podrían decidir si Vasseur sigue al mando en 2026, ya que su contrato expira a finales de este año. La falta de progreso claro podría llevar a Ferrari a un cambio de liderazgo, con Antelo Kleta, actual jefe de la división de carreras de resistencia de Ferrari, siendo uno de los nombres mencionados como posible sucesor.
El desafío que enfrenta Ferrari no es solo cerrar la brecha con McLaren, sino también encontrar una dirección y una identidad clara. Los próximos grandes premios servirán como una prueba de litmus no solo para el desarrollo del SF25, sino para toda la trayectoria del equipo de cara a 2026, cuando una nueva era regulatoria cambiará el paisaje competitivo. Si Ferrari no logra construir impulso ahora, será difícil creer que puedan apoderarse de la iniciativa cuando se reinicie el libro de reglas.
Los aficionados tampoco se están quedando en silencio. En las redes sociales, hashtags como #VasseurOut y #ElConutOut han comenzado a ser tendencia, reflejando la creciente ira dirigida hacia la alta dirección de Ferrari. Desde el exterior, la situación se asemeja a una crisis total, y algunos podrían argumentar que una crisis de esta magnitud podría ser el llamado de atención que Ferrari necesita para confrontar sus fallas estructurales y recalibrarse para el futuro.
Sin embargo, la historia sugiere que el orgullo profundamente arraigado de Ferrari podría obstaculizar cualquier intento de introspección genuina. Con ambos pilotos estrella inquietos, un jefe de equipo bajo amenaza y un coche que se queda atrás, la situación se ha vuelto insostenible. Los próximos tres grandes premios no salvarán su temporada, pero podrían determinar si este equipo puede salvar su futuro. Si los resultados siguen siendo decepcionantes, es difícil ver cómo Vasseur sobrevive al año o cómo Ferrari convence a sus pilotos estrella de que se comprometan con una visión que sigue desmoronándose.
La falta de desarrollo significativo en el SF25 no es solo un déficit técnico; es sintomática de una estructura de liderazgo que aún no sabe cómo gestionarse. Ferrari ha caído en un ciclo vicioso de pensamiento a corto plazo y desvío de responsabilidades. Hasta que Ferrari comience a responsabilizar a su liderazgo y adopte un modelo impulsado por el rendimiento moderno, ningún piloto, contratación técnica o cambio regulatorio será suficiente para salvarlos. La Scuderia necesita un cambio radical, y el tiempo se acaba.