A los 60 años, Lady Sara McCorquodale, hermana mayor de la icónica Princesa Diana, ha roto su silencio y confirmado rumores que han circulado durante décadas. En un emotivo momento, Sara reveló cómo su papel en la vida de Diana fue fundamental, no solo como confidente, sino también como una figura que, sin saberlo, abrió las puertas a la tragedia que marcaría la historia de la realeza británica.
Sara, quien asumió un rol protector desde la infancia de Diana, fue instrumental en la presentación de su hermana al príncipe Carlos, un encuentro que cambió el rumbo de la monarquía. En sus declaraciones, Sara rememoró su propia relación con Carlos, un romance efímero que dejó huellas en el corazón de ambas hermanas. “Yo los presenté, soy Cupido”, afirmó con una mezcla de orgullo y melancolía, consciente de que su acción desencadenó un torbellino de amor y desamor.
La muerte de Diana en 1997 dejó a Sara en una posición difícil, enfrentando el dolor y la responsabilidad de preservar el legado de su hermana. En un momento desgarrador, fue una de las primeras en ver el cuerpo sin vida de Diana, un recuerdo que la acompaña hasta hoy. “No podía contener las lágrimas”, confesó, recordando el profundo dolor de perder a su hermana y el deber de representar a la familia Spencer en esos momentos trágicos.
Sara ha mantenido una relación cercana con sus sobrinos, los príncipes Guillermo y Harry, brindándoles apoyo en momentos clave de sus vidas. A pesar de su vida de privilegios, su historia está marcada por luchas personales, incluyendo trastornos alimenticios y la constante presión de la atención mediática. Sin embargo, su compromiso con la memoria de Diana y su legado humanitario ha sido inquebrantable, convirtiéndose en una figura clave en la preservación de la imagen de la Princesa del Pueblo. En este nuevo capítulo de su vida, el eco del pasado resuena con fuerza, recordándonos que detrás de cada figura icónica hay una historia de amor, dolor y sacrificio.