EL ATACANTE DE MIGUEL URIBE TURBAY YA REVELÓ QUIÉN LO ENVÍO.


Un hecho escalofriante ha sacudido a Colombia: un niño de 14 años, Juan Sebastián Ramírez, intentó asesinar al senador Miguel Uribe Turbay durante un evento político. Este ataque, que parece sacado de una película, se convirtió en una cruda realidad cuando el adolescente confesó que recibió órdenes de un misterioso “hombre de la olla”, una figura vinculada al crimen organizado y al narcotráfico en las zonas más peligrosas del país.

Las cámaras capturaron el momento en que Ramírez se mezcló entre la multitud, sacó un arma y disparó a sangre fría. Al ser detenido, no dudó en hablar: necesitaba dinero para ayudar a su familia, que incluye a su abuela y tía, tras la muerte de su madre y la ausencia de su padre, que trabaja en Polonia. Su historia es un reflejo desgarrador de la realidad que viven muchos jóvenes en Colombia, atrapados en un ciclo de violencia y desesperación.

Las autoridades han allanado su vivienda en busca de más pruebas, y aunque su edad lo protege legalmente, el futuro del joven es inquietante. Podría ser beneficiado por un programa estatal que ofrece hasta un millón de pesos mensuales a jóvenes que abandonen la delincuencia. Así, un niño que disparó a un senador podría terminar como “gestor de paz”, recibiendo un sueldo del mismo Estado que intentó atacar.

La comunidad se encuentra dividida: mientras algunos exigen justicia, otros abogan por la reinserción. Este caso plantea preguntas cruciales sobre la política de paz en Colombia y el tratamiento de los niños involucrados en el crimen. ¿Debería un menor que empuñó un arma recibir un salario estatal? La respuesta podría redefinir el futuro de la nación. Las próximas semanas serán decisivas, y el país observa con atención cómo se desarrollará esta historia que mezcla política, violencia y la inocencia perdida de la juventud.